Las verrugas se producen por el contagio del virus a través del contacto con la piel de alguien que tenga una verruga; a través del contacto con objetos que hallan estado en contacto con verrugas, como por ejemplo una toalla o en situaciones como caminar descalzo en áreas húmedas, como piscinas y vestidores.
Las verrugas se manifiestan como pequeños crecimientos de piel, la localización y sintomatología dependen del tipo de virus VPH. En los niños el tipo de verruga más frecuente son las verrugas comunes.
La decisión de tratamiento es especifica en cada caso, el objetivo es reducir el riesgo de extensión del virus a otras partes del cuerpo y a otras personas.
Algunas verrugas son inofensivas y desaparecen de forma espontánea. Sin embargo, es recomendable consultar al dermatólogo cuando las verrugas se localizan en la región genital o el ano, producen síntomas como dolor, picor o sangrado, son muy numerosas o no han podido ser eliminadas con otros remedios.
No existe un tratamiento que funcione para todas las personas, por lo que algunas verrugas requieren que se utilice mas de un tipo de tratamiento para poderlas quitar. Los tratamientos utilizados para las verrugas consisten básicamente en métodos destructivos (ácido salicílico, crioterapia, cantaridina, electrocirugía, escisión, 5-fluorouracilo) y métodos que aumentan la inmunidad frente al virus del papiloma (imiquimod, candidina)
Las verrugas se pueden prevenir evitando el rascado de las verrugas existentes en cada persona, el contacto con las verrugas de otras personas, usando sandalias o zapatos para la piscina, duchas o vestidores, especialmente en lugares públicos, y manteniendo los pies secos, debido a que la humedad favorece la extensión.